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domingo, 9 de marzo de 2014
Liderazgo en la familia | hoytetoca.com
Liderazgo en la familia | hoytetoca.com
Actualmente cada vez escuchamos con más frecuencia hablar de liderazgo: que para que la empresa permanezca en el mercado hace falta liderazgo, que las escuelas harán de nuestros hijos verdaderos líderes, que estamos buscando el liderazgo, que Nuevo León apuntala hacia el liderazgo, sin embargo, ¿quién puede decir que sabe a ciencia cierta lo que es el liderazgo?… Pienso, desde mi muy particular punto de vista, que no se puede lograr un verdadero liderazgo en ningún ámbito de la vida si no se inicia en el origen, y el origen de todo es la familia, por lo tanto, el liderazgo debe iniciar en la Familia.
Monterrey, dicen las estadísticas, es la ciudad con más seguridad en nuestro país; se puede andar en la calle tranquilamente la mayor parte del tiempo sin ningún problema, todo a proporción medida, sin embargo, estas mismas estadísticas que enaltecen nuestra ciudad a nivel nacional, también indican que somos la ciudad con más violencia intrafamiliar en toda la nación. Basta con ver los noticieros a temprana hora de la mañana para percatarnos de esto último. La mayoría de las noticias amarillistas que acaparan la nota son situaciones que se viven dentro del hogar, y de esto no podemos culpar al gobierno, pues lo que una familia vive en su seno es únicamente responsabilidad de ella misma.
Me asombra cada vez más cómo las escuelas ofrecen hoy en día a los padres de familia programas de una vanguardia jamás antes vista; escuelas 100 por ciento bilingües, con tecnologías de punta, que enseñan valores, que basan sus programas en el liderazgo del niño, en forjar futuros líderes, en desarrollar autoestima en los alumnos y así pudiera seguirle y no acabaría de tanto que hoy en día los planteles educativos nos ofrecen tanto a nosotros como a nuestros hijos, sin embargo, tengo que decir que el resultado dista mucho de esto que se ofrece, pues los niños y los adolescentes son rebeldes, desobedientes, respondones, maldicientes y lo más triste es que vemos muchas miradas de niños que no son felices a pesar de tan buenos programas educativos. Cada vez inician en los vicios a más temprana edad, etc.
Mi pregunta sería la siguiente, ¿están mal diseñados los programas? ¿las escuelas que ofrecen esto nos están engañando?, ¿deberían de reformular sus programas educativos? La respuesta es un rotundo NO. Los programas están bien diseñados, las escuelas están en procesos de mejora continua, el personal docente está en constante capacitación, entonces nos podemos preguntar lo siguiente: ¿Por qué si los programas están bien diseñados, los resultados son los recién descritos? Muy simple. Porque en las familias no hay liderazgo.
Si liderazgo se define como influencia, liderazgo familiar sería definido como la capacidad de un padre de familia de hacer que sus hijos deseen hacer con gusto lo que él o ella digan, porque están convencidos que es lo mejor, porque confían en ellos y no porque simplemente los padres digan. Nadie pone en tela de juicio que los papás son la autoridad en la familia, pero, qué mérito tiene educar a los hijos bajo la frase: porque lo mando yo, porque soy tu padre… Creo en verdad que ninguno, ya que esto solo genera rebeldía y resentimiento de parte de ellos. Y de aquí podemos formular la siguiente pregunta: ¿Por qué se han rebelado nuestros hijos?
Debe de haber un sin fin de razones, pero en lo personal, pudiera resumir en 5 principales causas el porqué de esta rebeldía:
1.- No medimos el poder de nuestras palabras: A veces los padres no entendemos el poder que nuestras palabras tienen sobre nuestros hijos, muchas ocasiones suceden desgracias o infortunios porque como padres los predispusimos, a quién no le dijeron alguna vez: Mijito, te vas a caer, y para abajo que nos caíamos, tengamos cuidado de las palabras que nuestros hijos están escuchando. No les digamos que sería bueno que fueran como su primo o como tal o cual niño. Cuidado y nuestras palabras estén dañando su autoestima.
2.- Disciplinamos excesivamente: Muchos padres desquitan frustraciones y corajes ante travesuras o errores cometidos por los niños. ¿Hasta qué punto estamos disciplinando excesivamente? ¿Valdrá la pena un mes de castigo o un golpe con cinturón por una materia reprobada? sólo por citar un ejemplo. Tengamos cuidado de no perder el enfoque de disciplinar sin coraje de por medio. De otra manera, incitamos a la rebeldía.
3.- Rebelarnos contra la autoridad: ¿Cuántas veces criticamos delante de nuestros hijos a los directores de su escuela, o a sus maestros, o a un policía o incluso autoridades civiles como nuestros gobernantes? No nos preguntemos después porqué nuestros hijos se han rebelado si nosotros como padres criticamos a las autoridades. ¿Ha usted criticado a su pareja delante de sus hijos?
4.- Falta de Amor: Todos los padres aman a sus hijos, de eso no hay duda, pero la pregunta sería: ¿Están ustedes seguros que sus hijos saben que ustedes los aman? ¿Y por qué podrían pensar sus hijos que no se les ama? La respuesta sería: porque no los escucha y porque todo el tiempo los está corrigiendo y nunca les dice algo positivo. Escuche a sus hijos, déjelos terminar la frase, tome en cuenta sus opiniones, pregúnteles en qué sienten ellos que usted les ha fallado y déjelos expresarse, asimismo reconozca algo bueno que hayan hecho, si va a corregirlos, primero dígales algo bueno, después corrija y después cierre su regaño con algo positivo o amoroso, verá cambios significativos en su liderazgo familiar. Olvídese de frases como: Cuando yo tenía tu edad, Para cuando tú vas yo ya fui y vine… le aseguro que no le sirven de nada a sus hijos, ni a usted en su propósito.
5.- Solucionamos el problema al revés: El niño llega en la mañana y le dice a la mamá que se siente mal. En ese momento la madre pasa por alto los sentimientos del niño y se dirige al problema diciendo: Te lo dije, te dije que no te salieras sin suéter. Mi pregunta es: ¿El oír eso le ayuda al niño?, ¿le hace sentir mejor? Creo yo que todo lo contrario. Mi sugerencia sería: primero acueste al niño, consiéntalo, déle medicina, atiéndalo, hágalo sentir mejor, y cuando ya se alivie, platique con el y ahí corrija.
5 aspectos sencillos que pudieran ayudarle a incrementar considerablemente su liderazgo familiar, pero así como son 5 las causas que pueden ocasionar que sus hijos se rebelen, son 2 las que pueden impedirle comenzar una nueva etapa de liderazgo en su familia: El orgullo, y la autocondenación: Si usted siente que ha fallado, no se preocupe, todos fallamos. Comience de nuevo, vaya con sus hijos y dígales que desea cambiar, que desea ser mejor, si usted piensa que no ha fallado en nada (en mi experiencia le puedo decir que no existe un papá así) espero sinceramente que el orgullo no le impida reconocer que usted, como yo, como todos, hemos fallado y podemos mejorar. Nadie es perfecto, pero todos somos perfectibles y reconocerlo es el primer paso.
Reestablezcamos la armonía familiar. Tenga en cuenta estos principios básicos, platique de este artículo con su pareja y propóngase cambios tangibles a realizar para comenzar una nueva etapa en este año que comienza. Ore a Dios para que lo guíe en esta misión tan difícil de ser padre, conviértalo a Él en su guía. Le deseo el mayor de los éxitos que todo ser humano puede aspirar: Ser amado por las personas a quienes usted ama.
No me declaro portador, ni mucho menos, conocedor de la verdad, solamente le comparto principios que he constatado que funcionan en familias armónicas cuyas relaciones y diálogos se basan en un amor profundo y un liderazgo que transforma vidas.
Dios lo bendiga Hernán Reyes Casasús
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