Los poemas existenciales constituyen la parte más apreciada por el autor, de una obra que también incluye poemas surrealistas de contenido romántico y ensayos sobre temas literarios
El poeta Víctor Díaz Goris nació en San José de las Matas en 1966. Actualmente es profesor de varias asignaturas de psicología e inglés en la Universidad Apec.
Para este joven intelectural, el surrealismo se basa en el inconsciente individual freudiano, pero también puede ser influido por el inconsciente colectivo de Jung. Es posible, entonces, extender dichas influencias al existencialismo y, por lo tanto, a prácticamente toda actividad humana.
Ciclo
Vas desde ti,
Hasta ti, a través de ti,
Hasta la noche,
Que eres tú,
Donde la rubia salamandra
Afila el hacha del cortejo,
Donde el sátiro ritúa sus ansias
Degollando ninfas con su falo.
Vas desde el día, que eres tú,
Hasta el arcoíris que libera
Su cabellera de golondrinas,
Donde la cabeza de un astro decapitado
Deja un reguero de serpientes
También decapitadas.
Vas desde la lluvia,
Que eres tú,
Hasta la ruidosa inquietud
De un cadáver de pelo largo,
Donde una emoción libera
Una jauría de espumas
Y donde el verde eco
Del Mal
Besa la piel del dolor.
Vas desde la tarde,
Que eres tú,
Hasta los vastos dominios del odio,
Donde peces cantores
Perfuman de luz
El blanco ataúd
De la muerte,
Que reposa, como Ofelia,
Custodiada por flores
Con la quietud del deber cumplido.
Vas desde la alegría,
Que eres tú,
Hasta lo que queda de la muerte,
Que soy yo.
Presagio
Cuando la flor vuelva a ser
De carne y hueso
Y el arcoíris, cansado,
Tenga forma de mujer,
Cuando la voz del odio
Tenga alas de mariposa,
Y las nubes, rubias,
Tengan ojos de cristal.
Cuando del mar vengan los cuervos, y,
Convertidos en espadas,
Decapiten al Tirano.
Cuando la lluvia tenga la textura
De miles de cabezas cortadas
Cuando la música sea el crimen
Que nos ponga de espaldas
A la luz,
Entonces los cementerios
Llorarán de alegría,
Y abrirán sus puertas
A la multitud
Que se suicida.
Arena
T u cuerpo suicidante
Agorero de crepúsculos
y destructor
De amaneceres,
Tu cuerpo-espada
Que corta al bies
Los azules hilos
Del deseo,
Tu cuerpo-mar
Ahogadero de orgasmos
Y caricias ya perdidas,
Tu cuerpo-hiedra
Envenenador de paladares
Y constructor de sinsabores,
Va levantándose
Como un hermoso pecado
Sobre el arrugado desierto
De mi conciencia.
Collage existencial
Mis ojos oyen tu estatura
Diluirse
Lentamente entre mis manos,
Mientras mi piel mira,
Indecisa,
El rojo cisne del dolor
Que se va enredando,
Aleve,
A la piel de mi silencio,
Como un grito proferido
Por la cola de una serpiente
Que se quedó soltera.
Mis oídos ven con claridad
La verde cifra de tu aliento
Desplazarse con rapidez
Hacia mi angustia,
Arrastrada por la oscura mano
Del Pecado Original,
El cual tiene forma
Y aroma de una mujer.
Mi olfato saborea,
Con fruición,
El color de los pasos de una dama
Que se dirigen hacia lo incierto,
Mientras mi pensamiento,
Mordido por duendes y ojos de libélulas,
Va abriendo grietas y arrugas
En el curvilíneo cuerpo
Del viento.
Ya viene la parca.
Una mujer desnuda
La acompaña.
Mis sentidos,
Trastornados,
Se preparan para degustar
Los colores de la Nada
Y el sabor de la Eternidad.
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